"And true love waits
In haunted attics"
Por primera vez en la historia de
Oídos Vírgenes, nuestros dos redactores opinaran del mismo disco:
LesterStone
Después de la desazón que me generó
The King of Limbs, que fue un álbum que me pareció desangelado y sin gracia al margen de uno que otro pasaje decente logrado a base de puro oficio (y que luego de aquel 2011 sigo sin volver a revisar, aunque igual no creo que mejore mucho en mi cánon personal), el leer que
Radiohead tenía material nuevo para ofrecer en este 2016 era algo que ya no me generaba demasiada expectativa. Y no porque pensara que no podían mejorar luego de aquel bache, sino porque en general sus lanzamientos post-
Kid A (que supuso en su momento todo un abreojos para mí a un género que no había explorado muy bien hasta entonces como lo era la electrónica) no han hecho demasiado click conmigo, aun reconociendo la solidez lograda en trabajos como
Hail to The Thief (2003) e
In Rainbows (2007), en los que sin embargo echo en falta lo primero que atrapó mi atención con respecto al grupo: su particular uso de las guitarras, mostrado de excelente forma en el siglo pasado. En todo caso, la asimilación que hace
Radiohead de la tecnología e influencias nuevas y el no temerle a probar con texturas y sonidos de vanguardia son parte de lo que definió la obra del conjunto británico en este nuevo milenio, aunque este flamante
A Moon Shaped Pool parece ser más bien un resumen de dicha estética, no proponiendo nada muy novedoso con respecto a lo que ya se les conocía, pero haciendo énfasis en algo que fue -a mi gusto- su talón de aquiles en
The King of Limbs: las canciones. Las composiciones (la mayoría de las cuales ya eran conocidas al haber sido tocadas en directo en los últimos años) y los trabajadísimos arreglos y atmósferas que el grupo crea en torno a ellas van siempre al mismo nivel, no lo segundo devorando a lo primero como sucedió en el disco anterior: sustancia y estilo al mismo tiempo. Acá hacen uso de la electrónica como un elemento aún principal y ya indesligable de su impronta, pero a ello le suman el carácter orgánico que poseen las guitarras eléctricas y acústicas, una base rítmica sutil y precisa, brillantes arreglos de cuerda con los que
Jonny Greenwood demuestra estar en un gran momento y ser el genio (no tan) en las sombras del grupo y, por último -hay que reconocer-, una interpretación cálida y humana de
Thom Yorke, mucho menos sombría y distante; es en esa mixtura en que radica lo notable de este álbum y las ganas de oírlo repetidas veces que me ha generado, algo que no auguraba hasta hace unas pocas semanas. No creo muy necesario entrar en detalle con respecto a los temas, de eso ya se han encargado las miles de reseñas que han aparecido en estos últimos días y que puedes leer en tus webs y blogs de música favoritos, muchas aparecidas de forma casi inmediata al lanzamiento y que han diseccionado el disco de forma casi quirúrgica, una muestra más del status que
Radiohead posee en la actual escena musical. Este texto es basicamente escrito solo con la intención de dejar constancia que
A Moon Shaped Pool me devuelve en algo la fe que le había perdido a los de Oxford, sobre todo en lo que respecta a ofrecer canciones memorables y con las que uno puede establecer una conexión emocional, como lo demuestran las hipnóticas "
Daydreaming" y "
Decks Dark", el bossanova hi-tech de "
Present Tense" y la inmensa y remozada "
True Love Waits", que cierra el álbum. Con el permiso de
In Rainbows, creo que este es su mejor -o más consistente, al menos- desde
Kid A.
Dlma97
Hablar de
Radiohead para mí es algo especial, no sólo porque se trata de la banda que actualmente más admiro, sino por lo que significa en mi vida, ya que puedo decir que su música ha estado en todas las etapas las cuales he vivido y que un buen número de sus canciones son parte de mi soundtrack personal,
Radiohead es una parte de mi vida; sin embargo no quiero que mi subjetividad me gane en esta entrada, trataré de ser objetivo con este su último trabajo titulado ‘
A Moon Shaped Pool’.
Para empezar que la banda supo con el factor sorpresa, desde que borraron prácticamente todas su cuentas de redes sociales, y luego empezaron a soltar imágenes de su nuevo video ‘
Burn The Witch’, para luego lanzarla, y en lo personal tanto el video como la canción me dejaron satisfecho; luego lanzaron el video de ‘
Daydreaming’ dirigido nada más que por
Paul Thomas Anderson (director de cine que ya ha trabajado con
Jonny Greenwood) y para acabar con el lanzamiento del disco, que como ya te habrás imaginado me ha gustado.
Hay cosas que debo aceptar, es que no hay ‘el gran cambio’ que los fans de
Radiohead esperamos; es más el disco sigue tiene algo del ‘
In Rainbows’, no obstante estimado lector, no me malinterprete, no estoy diciendo que el disco sea malo, más bien todo lo contrario, ya que no deja de ser sorpresivo, manejando los tiempos y buscando melodías nuevas, no estará a la altura del
The Bends,
OK Computer o
Kid A (a mi gusto sus tres mejores discos), al menos no es tan monótono como el ‘T
he King Of Limbs’ (tampoco quiero decir que sea un disco malo); y sobre todo ese final grandilocuente con ‘
True Love Waits’ que fue la sorpresa más grata que encontré en el disco; sin duda en este álbum encontraremos aproximadamente una hora con melodías sorprendentes y canciones que pronto se convertirán en nuevos clásicos.
En si no sé qué más puedo agregar, más que dejar claro que el disco me ha fascinado,
Radiohead lo ha vuelto a hacer, nos ha regalado un nuevo trabajo con melodías fantásticas que nos envuelven en un ambiente tétrico, lleno de arreglos orquestales, como de elementos típicos de la música electrónica; que, mezclados con los típicos instrumentos del rock, nos dan el motor perfecto para iniciar un viaje alucinante.